A The Beatles les gustaban los caramelos Yelly babies, muy populares en Inglaterra, por lo que sus fans solían arrojarles miles en los conciertos.
Cuando fueron a USA por primera vez, las fans sabían de esto y también les arrojaban al escenario. El problema que tenían, según dijo Paul, era que los yelly babies norteamericanos eran mucho más duros que los británicos.
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